Hangout sobre alergias e intolerancias alimentarias. Dietética sin Patrocinadores.
He tenido la oportunidad de participar como ponente en el hangout número 17 de Dietética Sin Patrocinadores sobre alergias e intolerancias alimentarias. Esta vez no se ha incluido la enfermedad celíaca ya que en otra ocasión se realizó un hangout (el número 15) específico para la intolerancia al gluten.
Los ponentes con los que he participado en esta sesión divulgativa sobre alergias e intolerancias alimentarias han sido Adriana Duelo, Miguel Lurueña y Pablo Zumaquero, bajo la moderación y supervisión de Bárbara Sánchez.
Como testimonio contamos con la participación de Blanca Armiñana. Blanca tiene una hija, Paula, que tuvo alergia a la leche y actualmente sufre alergia al cacahuete y malabsorción a la fructosa y está esperando resultados de las pruebas de la intolerancia a la lactosa.
Puedes seguir y participar en esta conversación en twitter con el hashtag #DSPAlergias.
La estructura es la siguiente:
- Qué son las alergias e intolerancias. Diferencias.
- Métodos de detección: nuevos fraudes.
- Principales tipos de alergias alimentarias.
- LTP.
- Alergia al huevo.
- Principales tipos de intolerancias alimentarias.
- Intolerancia a la lactosa.
- Intolerancia a la fructosa.
- Déficit de DAO e histaminosis.
- Nuevo reglamento alérgenos en etiquetado, restauración y manipulación alimentos.
- Tratamiento de alergias e intolerancias.
Te invito a ver nuestra charla en el siguiente vídeo:
A continuación os dejo un pequeño resumen de mis 3 intervenciones en el hangout:
Alergia a la LTP
Una alergia siempre es una respuesta del sistema inmunológico del cuerpo hacia una proteína. El cuerpo cree que esa proteína es nociva, como si se tratara de un virus o una bacteria, y reacciona contra ella. La alergia a la LTP o alergia a la proteína transportadora de lípidos puede sonar desconocida pero en realidad es muy común ya que engloba la mayoría de alergias a los frutos secos y a las frutas de la familia de las rosáceas como el melocotón y la manzana. Una persona puede ser alérgica al melocotón o a las almendras, para poner un ejemplo, a causa de 2 tipos de proteínas las profilinas o la LTP.
La LTP suele ser una alergia común en el área mediterránea, y a diferencia de las profilinas es resistente al calor y a la digestión. Por esta razón hay personas con alergia a frutas y verduras que las toleran mejor cuando están cocidas, hervidas o en forma de mermelada (personas con alergia a la profilina) y en cambio otras que no (personas con alergia a la LTP).
Las proteínas LTP se encuentran en mayor cantidad en las hojas, piel y cáscara de las frutas y verduras. Esto provoca, en el caso de las frutas, que la piel sea la parte más alérgena. En función del grado de alergia hay personas que toleran el consumo de la pulpa de la fruta si evitan estar en contacto con la piel (ni siquiera tocarla, se la tienen que ofrecer pelada).
La principal peligrosidad de esta alergia es la reactividad cruzada. Esto sucede cuando el cuerpo confunde la LTP de un alimento con la de otro y reacciona como si se tratara del mismo. Es decir, que se puede tener alergia a LTP del cacahuete y tener una reacción alérgica al consumir soja por tratarse de proteínas muy similares. Esto también puede pasar no solamente entre alimentos sino también entre alimentos y pólenes o entre alimentos y látex.
Los alimentos vegetales que contienen LTP que más comúnmente producen alergia son: Frutas (melocotón, albaricoque, kiwi, frutos rojos, ciruela, manzana), hortalizas (coliflor, col, brócoli, apio, lechuga), cereales (maíz), frutos secos (almendra, castaña, nueces), legumbres (cacahuete, lentejas, soja) y semillas (mostaza).
La manera de diagnosticarla correctamente es mediante 2 tipos de pruebas: Cutáneas (test de prick) y sanguíneas (mirando la IgE específica).
Intolerancia a la lactosa
Para hablar de la intolerancia a la Lactosa primero quiero explicar qué es la lactosa. La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra de manera natural en la leche y derivados lácteos. Más concretamente se trata de un disacárido, es decir, 2 moléculas de azúcares juntas (concretamente glucosa y galactosa).
En condiciones normales el intestino delgado produce una enzima llamada lactasa que se encarga de digerir la lactosa, es decir, partir esta estructura molecular en 2 para que la glucosa y la galactosa puedan ser asimiladas por el organismo. Cuando hay una intolerancia a la lactosa significa que no se digiere bien, ya sea por poca presencia de lactasa en el intestino o porque esta enzima no desempeña bien su función. En este caso la lactosa llega al intestino grueso sin haber sido digerida, las bacterias de nuestra microbiota la fermentan y es cuando se producen los síntomas de la intolerancia a la lactosa: dolor abdominal, flatulencias, cólicos, hinchazón e incluso en los casos más severos diarrea. Las causas de la intolerancia a la lactosa pueden ser:
- Genéticas e incurables: se produce una disminución progresiva de la producción de la enzima y, por lo tanto, se pierde poco a poco la capacidad de digerir la lactosa. Se inicia con síntomas leves que cada vez son más fuertes y pronunciados. La única manera de tratarlo es evitar la ingesta de lactosa. Es una situación irreversible.
- Temporales y curables: Se produce una disminución de la producción de lactosa por un daño en el intestino (diarrea, enfermedades inflamatorias intestinales, malnutrición, trastornos de la conducta alimentaria, ingesta de antibióticos y celiaquía). Una vez se soluciona el problema de base y se reestablece la mucosa intestinal remite la intolerancia a la lactosa.
- Congénita o de nacimiento: se trata de una enfermedad rara, es muy poco frecuente, en esta ocasión no entraré a hablar de estos casos.
El método más utilizado para determinar si una persona sufre intolerancia a la lactosa es el test del aliento o test de hidrógeno espirado. Cuando no se digiere correctamente la lactosa las bacterias intestinales generan hidrógeno que se puede detectar en el aliento de la persona. En función del resultado se puede clasificar la intolerancia a la lactosa alta (tolerancia de 1 a 4 g de lactosa al día), media (se toleran de 5 a 8g de lactosa diariamente) o baja (tolerancia de 9 a 12g de lactosa diaria). La solución dietética es evitar los alimentos que contienen lactosa.
Intolerancia a la fructosa
La fructosa es el azúcar que contienen de manera natural las frutas, las verduras, la miel y también forma parte del azúcar de mesa o sacarosa. La fructosa a diferencia de la lactosa es un monosacárido, es decir, una sola molécula de azúcar. Por lo tanto, el problema no está en la digestión de la fructosa sino en su asimilación o en su metabolismo posterior. Hay que diferenciar 2 tipos de situaciones respecto a la fructosa:
- Intolerancia hereditaria a la fructosa: es un problema genético hereditario que presenta un déficit de la enzima (aldolasa B) que metaboliza la fructosa en el organismo. Se detecta al iniciar la alimentación sólida a los bebés, al introducir los cereales y la fruta. Esta situación es grave ya que produce que la fructosa actúe como un tóxico dentro del organismo provocando problemas de crecimiento, nauseas, vómitos y sobretodo problemas hepáticos y renales. Por suerte es muy poco frecuente. Se aconseja realizar un test genético para su diagnóstico. No tiene cura y es una situación que se mantiene para toda la vida. La dieta en estos casos debe aportar como máximo 1 o 2 gramos de fructosa al día.
- Malabsorción a la fructosa: se produce cuando el intestino no es capaz de absorber la fructosa. Los síntomas son diarrea, dolor abdominal, hinchazón muy exagerada, gases. El diagnóstico, igual que en el caso de la lactosa, se realiza por el test de hidrógeno espirado en el aliento. Hay grados dentro de la malabsorción a la fructosa. En casos graves la dieta será como la de la intolerancia hereditaria a la fructosa, es decir, muy estricta y sin apenas ingesta de fructosa. En casos más leves se recomienda hacer una dieta baja en fructosa.
Las dietas para la intolerancia a la fructosa, pueden ser dietas deficitarias en vitamina C y ácido fólico por lo que se aconseja tomarlos en forma de suplemento. En el caso de la vitamina C yo particularmente a mis pacientes les consejo añadir unas gotitas de limón o de lima diariamente en las comidas por que aportan cantidades muy pequeñas de fructosa y se suelen tolerar bien.
Hay médicos que aseguran que no existe la malabsorción a la fructosa o la intolerancia a la fructosa. Bajo mi experiencia profesional en la consulta digo que… y ¡tanto que existe! De hecho cada vez me encuentro más casos diagnosticados. Ahora lo que voy a explicar es de “cosecha propia” es decir, fruto de mi experiencia en consulta. Creo que hay muchos casos de malabsorción a la fructosa temporal, es decir, que por alguna causa el intestino no asimila bien la fructosa pero puede ser reversible.
Por ejemplo, he tenido pacientes con intolerancia la lactosa y a la fructosa que haciendo la dieta adecuada no mejoraba y al final resultó que eran celíacos. Al quitar el gluten de la dieta se reestablecieron funciones intestinales y volvieron a tolerar tanto la fructosa como la lactosa.
En otros casos más leves he observado que personas que no toleraban prácticamente ninguna fruta ni verdura al hacer una dieta de exclusión e introducir poco a poco los alimentos con menor contenido en fructosa han vuelto a tolerar muchos alimentos o incluso prácticamente todos.
Una intervención dietética a tener en cuenta en estos casos es la dieta FODMAP. Pero en casos de muchas intolerancias juntas puede ser un buen método para tratar los síntomas y dejar de dañar el intestino para que luego vuelva a tolerar los alimentos. La dieta fodmap es una dieta sin fructosa, lactosa, fructanos, galactanos y polioles (como el sorbitol).
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